miércoles, 3 de octubre de 2012

Dejarse ir...

“Lloramos al nacer, por tener que entrar en este gran escenario de locos”. William Shakespeare

VIERNES 7 DE AGOSTO DE 2009

¿Qué hacer cuando no sabes que hacer? ¿A quién acudir? ¿Hacia donde correr? ¿En dónde esconderse? ¿Qué decir, qué callar? ¿Qué mirar, que tocar? ¿Qué sentir, qué vivir? ¿Qué elegir, qué obviar? ¿Qué olvidar, qué recordar? ¿Qué soñar, qué pensar? ¿Estaré haciendo lo correcto? ¿De que dependen mis acciones? ¿En dónde voy a terminar? ¿A quién lastimaré, a quién ayudaré? ¿Diré realmente lo adecuado? ¿Servirán mis palabras de algo? ¿Alguien me está escuchando? ¿O es todo un eterno silencio sin respuestas para mí? ¿Cuándo llega el fin? ¿En donde comienza el principio? ¿Cuánto aguantaré? ¿Cuánto me esforzaré? ¿Cuál será mi recompensa? ¿Vale la pena luchar por mi sueño? ¿Debo hacer caso a lo que el resto dice o hacer oídos sordos? ¿Tengo oportunidad? ¿Tengo opción? ¿Qué estará pensando de mí en este momento? ¿Me querrá?
¿Qué hacer cuando la vida se transforma en un torbellino de emociones y nos mareamos de tal forma que no encontramos el camino adecuado, cuando se transforma en un sinfín de dudas que nos provoca un gran vacío?
Hay veces en las que soñamos con sólo dejarnos llevar para dejar atrás las preocupaciones. Salir corriendo. Volar. Escapar. Trepar montañas. Alcanzar el cielo. ¿Quién nunca soñó con desaparecerse aunque sea por un instante, con abandonar todo, con olvidar el pasado, con esconderse y que ya nunca nadie lo mire? Así nos sentimos cada vez que alguien nos lastima, cada vez que alguien nos contesta mal, cada vez que nos salen mal las cosas, que pasamos vergüenza. ¿Acaso no es humano cometer errores? Lo es, y también es humano reconocerlos. De ellos aprendemos. Sólo así sabemos qué está bien y qué está mal. Sólo así nos vemos comprometidos con nosotros mismos, cuando nos proponemos a cambiar, cuando asumimos que estuvimos mal y pedimos perdón, cuando la vida nos da una segunda oportunidad para aprovechar. Nadie nace sabiendo. Todo se aprende. De a poco, pero se aprende. Es cuestión de abrir la mente, de aceptar diferentes puntos de vista, de no olvidarse de quienes somos, de levantarse cada vez que nos caemos… 

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